CRÓNICA: UT LES FONTS.

Han pasado 365 días y estaba de nuevo en Xerta, está vez para vivir UT Les Fonts desde dentro. Conocí está carrera por Ramón Ferrer -al que acompañe a hacer fotos- y me quedé maravillada por la zona, el ambientazo y lo bien que trataban a los corredores, así que no dudé en que este año iba a formar parte de ella.

Otros motivos que me impulsaron a inscribirme fueron su modalidad de 3 etapas.

Viernes: La Nocturneta (23 km 350 D+)

perfil-etapa1

Sábado: El Trail (70 km 4000 D+)

perfil-etapa2-2017-800x340.png

Domingo: La Cursa (27 km 1600 D+)

perfil-etapa3.png

Esa peculiaridad me parecía un gran reto. En mi cabeza siempre rondaba la duda de cómo afrontaría el domingo; si mis piernas -después de 93km- serían capaces de arrancar un nuevo día para poder terminar los últimos 27 km.

La preparación para tal evento fue mano a mano con Rafa Flores, se cruzó en mi camino en esta carrera, otra razón por la que venir- y  desde entonces me cuida tanto a nivel deportivo como personal.

La previa han sido 3 meses de entrenamiento ( bici 493.97 km 27h33´correr 214km 25h21´ más trabajo de fuerza y estiramientos), 3 carreras para recordarle al cuerpo lo que es competir  y un parón a solo un mes por una sobrecarga en los soleos, que hizo mella en mí y me tuvo tocada.

17264442_10212067790601233_5696994276132949224_n.jpgEn esta cruzada me acompañaba Tricas y Antonio, ambos compañeros de Andandaeh, aunque me encontraría con varios amigos de batallas. ¡Así da gusto correr, tan bien acompañada!

Y por fin eran las 9:00 del Viernes 10, situada detrás del arco, con entusiamo, recordando que no me envalentonara, si no lo podría pagar caro al día siguiente. Los primeros km llanos, la inercia de seguir a los demás y su recorrido por pista y senderos poco técnicos  hacían gozar a las piernas de una ligereza difícil de controlar. En esta etapa pasamos por el pueblo de Aldover, su gente estaba en las calles, con aplausos y palabras de ánimo, y  niños jugando a chocarte la mano. Gracias a ellos le dieron un ambiente muy bueno. Terminada la carrera, ducha y cena sin perder tiempo que en apenas 4 horas estoy con las zapatillas de nuevo puestas.

Suena el despertador a las 4:00 a.m, soy la primera de la habitación que se pone en pie y sale a desayunar. Me gusta empezar el día tranquilo ya que me esperaban 70km; poco a poco el comedor se llena de caras soñolientas pero ojos con un brillo especial. Continuaba la lucha, segundo día, en el que solo los más fuertes llegarían estando más cerca de la victoria final.

A las 6:00 a:m empezaba la Trail. Nos juntamos muchos más corredores, porque uno se puede apuntar a una sola etapa, además este año han sacado una nueva distancia (Maratón, 43,5 km con 2.090m d+) así que yo lo primero que hice fue observar dorsales y ver en que se diferenciaban, para así no ir picándome con toda fémina que se me cruzara. Suena la cuenta atrás y aún de noche salimos para dirigirnos al pueblo de Paüls. Ese primer tramo no me gustó mucho: el sendero discurre al lado de la acequia que hacía ir mirando el suelo para evitar meter un pie dentro de ella. Así iba amaneciendo el día y, una vez llegado al municipio, paro para quitarme ropa y guardar el frontal; empezaba el encuentro puro con la montaña, empezaba la lucha del corazón, la mente y el cuerpo cada uno con un mensaje distinto para afrontar lo que meses atrás llevaba preparando. Tanto esfuerzo e ilusión tenían que dar el desenlace perfecto: cruzar el arco de meta.

Pero no fue así, llegaba a los controles con poco margen, en el de La Franqueta miré el reloj y solo me sobraban 5 minutos, sentí decepción, las lágrimas no las podía ocultar y no tenía esos 15 minutos de descanso que necesitaba para comer e hidratarme bien, relajarme y salir con fuerzas. Una voz me saca de mi introspección: «¡En 3 minutos salimos!»- Rafa que conoce mi faceta de dar todo hasta el final, me da un abrazo fuerte y me presenta a Carles, que era el escoba, con el que compartiría los últimos km. Salgo disparada sin esperarle, tengo que llegar a Alfara antes de las 17:15, guardo la esperanza de que mi cuerpo hiciera un reseteo y me diera la energía que necesitaba.

Según transcurría el tiempo, aceptaba la situación, los problemas con mis aductores se agudizaban y mis cuádriceps no soportaban más esfuerzo, así que respiro hondo y decido ¨disfrutar¨ de lo que queda, observando la belleza del entorno, conversando con Carles, dándome fuerza moral, con su experiencia de una carrera no superada  a la que volvió en dos ocasiones para cumplir con lo que un día se propuso.

17308700_10212067790201223_3715830995342654655_n.jpgDel recorrido decir que transcurre por senda casi todo, con un terreno duro, donde la mayoría de bajadas eran técnicas con lo que correr poco, con sus montañas tan distintas de unos tramos a otros, sus zonas boscosas ocultando el sol y con la novedad de este año: la subida a  L’Espina, siguiendo el barranco del Carrer Ampla donde se llega a la zona dels Estrets de Palanquetes, entre enormes paredes de piedra. ¡Un diez por ese cambio! Por poner una pega: el marcaje en ciertos lugares algo escaso. Y creo que sería conveniente revisar el tiempo que dan para finalizar la prueba ya que me parece asombroso que de 204 inscritos solo fueran capaces de completarlo 116 (un 56%). La organización tendría que tener en cuenta que no somos profesionales, que entrenamos en nuestros tiempos libres, que tenemos que ser cautos en ciertos tramos para no faltar el lunes al trabajo y que apenas hay descanso de una etapa a otra.

Termino compartiendo una reflexión que nació aquí:

– ¿Qué pasa si me estrello?

Te puedes dar el mayor trompazo de tu vida. No te voy a mentir. Seguramente, acabarás con rasguños por todo el cuerpo, de esos que en el momento duelen. Sí, duelen un montón. Pero, no te preocupes, son de esos que acaban sanando, tarde o temprano. Tan sólo se necesita tiempo.

Puede que, si eso pasa, te repitas una y otra vez por qué esto de correr, por qué demonios tomaste esa decisión, por qué elegiste esa carrera, por qué, por qué y por qué. Y bueno, solo te diría que “ole”. Ole por haberte lanzado, por arriesgar. Porque estaba claro que podías perder, pero más claro aún que, si te quedabas quieto, estabas perdido.

Así que, si pasa, no te preocupes. Levántate, sacúdete el culo y para delante. No estamos para perder el tiempo. Ya te he dicho que los rasguños se curan solos. Coge la armadura y sal ahí fuera a seguir luchando, porque los valientes nunca se rinden, y tú no ibas a ser menos.

Puede pasar esto o puedes conseguir aquello que en un principio veías imposible. Y llegar más lejos de lo que te podrías llegar a imaginar. Creo que merece la pena intentarlo.

Y si, aun con todo esto, me vuelves a preguntar qué pasa si te estrellas. Te contestaré más rápido todavía:

– ¿Y qué pasa si no intentas tus sueños?

Natalia Taules

Nivel III Competencias Clave.