Algunos latinajos. 1º ESPA Unidad 2. ¡Interesantísimo para todos mis cursos!

 «Homo homini lupus est»

Thomas Hobbes

Autor del «Leviathan». Filósofo inglés del siglo XVII. Se le atribuye la frase «Homo homini lupus». «El hombre es un lobo para el hombre.» Si bien el que dijo primero algo parecido fue el comediógrafo latino Plauto:

«Lupus est homo homini, non homo, quom qualis sit non novit.»

(Lobo es el hombre para el hombre, y no hombre, cuando desconoce quién es el otro)

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Aprovecho esta entrada para recordar que cada alumno de 1º debe buscar y presentar en clase, junto a la etimología de su nombre, una expresión latina que todavía se utilice: explicaréis al comienzo de una sesión el origen de vuestro nombre y el significado y uso de la expresión que hayáis elegido.

Un artículo muy interesante que he recibido esta semana: INSULTOS EN LATÍN. ¡Gracias Jimmy!

Fuente: https://muhimu.es/cultura-entretenimiento/los-mejores-insultos-en-latin/?amp

La historia ha convertido al latín en el idioma más eficaz a la hora de ofender a alguien. En su extenso vocabulario tenía cabida cada conducta torpe, inapropiada o directamente criminal. El porqué del interés por los insultos viene por los romanos, quienes daban un valor incondicional a estos vocablos que pasaron a convertirse, de esta forma, en una parte esencial del habla cotidiana

Vamos a hacer un repaso de los insultos en latín, para ello tenemos que entender que las traducciones de dichos calificativos, en su mayoría, no significan una gran ofensa para nosotros, pero en tiempos de romanos sí eran realmente fuertes y, en el fondo, si sabes que significan, quizás sean suficiente para “desahogarte” ante tu interlocutor aunque el no tenga claro su significado.

Stulte (estúpido)

Estulticia (stultitia): estupidez

Considerado el insulto más frecuente del latín. Para agrandar su significado, en ocasiones se usaba stultissime, es decir, completo estúpido; o stultissimi, para insultar a un grupo de perfectos estúpidos.

Ructator (eructador)

Muchos de los insultos romanos iban relacionados con la higiene corporal y los modales, dada la importancia que tenía en su cultura. En el caso de los parámetros de los romanos, se trataba de alguien realmente grosero. Si, además, el sujeto tenía modales aún más groseros se le otorgaba el título de ructabunde (bolsa de pedos) o sterculinum (letrina).

Fatue (tonto)

Para un romano, no es lo mismo un tonto que un idiota. Un tonto era un insulto propio para la persona que no solía enterarse con claridad de lo que se comentaba. Si a esto le añadimos otras dificultades o deficiencias se le refería como caudex (idiota), pero solo cuando se hacía referencia a su desconcierto. Al que lo entendía a la primera pero necesitaba que se lo repitieran era un nugator, su traducción sería algo así como insignificante.

Matula (cabeza hueca)

Cuando la superioridad era intelectual, se le decía matula (vasija), literalmente como una cabeza vacía.

Malus nequamque (malo para todo)

Un significado literal sería “malo para todo” aunque para nosotros, ha pasado a la historia como “bueno para nada“.

Bucco (bocazas)

Para los inoportunos, fuera de lugar o que traicionaba un secreto, se empleaba este término. Esto era considerado un insulto severo, que podía ir acompañado por caenum (sucio), stercoreus (estercóreo) o spurce (mugroso). Los bocazas parece que nunca han llegado a estar bien vistos.

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