Compañeras imprescindibles

Como tantas otras cosas que disfrutamos «desde siempre”, la lectura no se valora en su justa medida. Acompaña al solitario, ameniza la vida del recluido, informa del paciente al médico, es capaz de alegrar al triste y de enfadar al calmado.

No hay ni un solo día en el que no nos veamos obligados a leer: el programa de la lavadora, el prospecto de un medicamento, la información de la marquesina del bus, las instrucciones para poner las cadenas al coche…

En fin, sea por gusto o por obligación, desde hace aproximadamente 3.200 años a.C., cuando unos humanos  comenzaron esta manera de expresión humana en unas sencillas placas de arcilla, hasta ahora, en pleno S. XXI (donde nadie puede vivir sin leer WhatsApp, Tweet, y demás plataformas, en todo tipo de artilugios), la lectura y la escritura,  por supuesto,  son compañeras imprescindibles en cada paso de nuestra vida. Y yo, humildemente reconozco que no sé si soy capaz de decir algo notorio sobre su importancia, aunque puede que -sin querer- ya lo haya dicho.

Yolanda de Domingo (módulo IV, mañana).

¡Gracias por compartirlo con todos!

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